La noche del pasado viernes 12 de diciembre el estacionamiento de Wynwood Park se transformó en el epicentro de la gozadera nacional con el regreso de Los Amigos Invisibles, quienes ofrecieron su concierto número 46 del año ante más de 3.000 personas.
Más allá del evento, el director general de Alive, Maurizio Zanzi, resaltó el trabajo de la empresa productora para que los artistas vengan no sólo a trabajar sino a divertirse en las tarimas valencianas. “Aún hay camino por recorrer y recuperar, pero vamos de menos a más con cada presentación. Esto refleja una reactivación, en un contexto de construcción de industria y cultura de conciertos en el país”, señaló.
Celebró el engranaje de todos los actores de la industria regional en lo que calificó como un trabajo comunitario que trascendió en un evento exitoso. “Este concierto de cierre de año fue la demostración de que Valencia va por el camino correcto de ser ‘La Ciudad’. No es producto sólo de una productora, sino de todas las tribus urbanas. Es el reflejo de que se pueden hacer las cosas juntos, sin egoísmos, con la visión de que el estado sea una referencia cultural nacional. Hay espacio para todos”, afirmó.
La gozadera atemporal de Los Amigos Invisibles llenó Valencia
El encuentro fue la definición perfecta de una cita intergeneracional. En el público se vivió una simbiosis especial: padres que en los 90 coreaban estas canciones, ahora veían con complicidad y orgullo a sus hijos adultos cantar con la misma pasión los himnos de Los Amigos Invisibles. No fue solo un concierto; fue un legado musical pasando de una generación a otra, mientras una nueva ola de jóvenes descubría en vivo la potencia atemporal de la banda. Así, con el ritmo característico del público valenciano, la noche comenzó contenida, como midiendo el terreno, para luego evolucionar en una fiesta colectiva, imparable y llena de energía compartida.
Con una energía fresca y la soltura que dan su trayectoria en los escenarios, Julio Briceño (Chulius), Catire Torres y su banda ofrecieron un setlist que fue un viaje por toda su trayectoria. Desde los clásicos dance de “The New Sound of the Venezuelan Gozadera” hasta los grooves de “Cool Love”, la banda demostró por qué son maestros del balance entre el baile desenfrenado y la sofisticación musical.
Más allá del espectáculo en escenario, el sonido de alta calidad fue un personaje más. Su potencia y claridad eran tales que se podía disfrutar plenamente del concierto incluso desde los alrededores del recinto. La producción a cargo de Alive con Interaudio ejecutó de manera fluida y puntual un rider técnico completo, destacándose por su montaje, iluminación y logística segura, sin contratiempos visibles.
Los Amigos Invisibles no se detienen. Su gira los lleva a Lecherías este 14 de diciembre, y además, Chulius anunció muy emocionado que regresará a Valencia el próximo 20 de diciembre para una fecha especial en la ciudad.





